¿Qué es utopía? ¿Qué relación existe entre utopía y distopía? ¿Cuál de las dos es más recomendable?
Tuve el placer de ser invitada a una tertulia de la Asociación de Castilla y León de Fantasia, CiFi (Ciencia Ficción) y Terror (ACLFCFT). Querían hablar de tres tipos de libros terminados en «ías»: distopías, utopías y ucronías. Participé porque me encanta hablar de distopías (ver artículos ¿qué es distopía?, el confinamiento y el mundo distópico 3.0, ¿por qué las distopías no deberían tener estereotipos femeninos?…). Pero como apenas sabía de utopías me intenté preparar un poco y eso me permitió descubrir muchas cosas nuevas que quiero compartir contigo en este y en otros artículos.
Aquí te dejo el enlace al vídeo de la tertulia. Me encantan estas charlas literarias de ACLFCFT ya que todo el mundo conoce mucho de literatura, respeta su turno de palabra (de hecho tienes que mostrar alguna cosilla para pedir turno), hay una escucha activa de cada posición aunque haya diferentes puntos de vista, y todas las contribuciones son muy interesantes. ¡Te recomiendo ver sus tertulias!
Ya hablé de las utopías en un artículo: ¿Tenemos que dejar de leer distopías? Pero para esta tertulia ahondé más en la relación entre utopías y distopías; y en el enfrentamiento que existe entre ambas. Vamos con ello desde el principio.
¿Qué es utopía? Origen de la utopía
El término utopía surgió con el ensayo del filósofo Thomas Moro en 1516. El nombre «topía» vendría de la palabra griega: topos = lugar. Encambio el prefijo «u» no existe para los expertos. Podría ser la u del prefijo : ou = no; o del prefijo eu = bien / feliz. Por lo que utopía significaría: el lugar que no existe, o el buen lugar. Quizás ambas cosas a la vez.
Utopía es también la etiqueta que se atribuyó al género literario que surgió a partir del siglo XVI con Thomas Moro, pero que floreció realmente a mediados del siglo XIX con la Revolución Industrial. Esto se debe a que fue una época cargada de descubrimientos científicos y tecnológicos en la que se creía en la capacidad de progreso de la humanidad. Esa fe en la tecnociencia de la época precipitó la aparición de la Ciencia Ficción, y con ella, el subgénero de la utopía o tecnoutopía.
Aunque se conocen modelos de sociedades utópicas antes de que Thomas Moro escribiera su libro (por ejemplo Platón, Aristófanes o las utopías renancentistas), no todos utilizaron la ficción para que el lector visualizara e imaginara el mundo utópico. Se las considera más bien como teorías políticas utópicas, como por ejemplo, «La República» de Platón.
Utopías clásicas entre siglo XVI y XX
Es importante destacar que la mayoría de estos libros son ensayos novelados. Algunos son difíciles de leer por falta de trama. Pero todos describen un mundo utópico con sus aspectos políticos, sociales e incluso económicos.
Las utopías clásicas más conocidas son:
- Nueva Atlántida de Francis Bacon (1626). Fue la primera tecnoutopía, y marcó un hito casi tanto como la de Thomas Moro que la precedió.
- Ciudad del Sol de Tommaso Campanella (1637). Nos habla de una sociedad normalizada.
- El mundo resplandeciente (The Blazing World) de Margaret Cavendish (1666). Es una utopía fantástica, anti tecnociencia y a favor de la aristocracia.
- El año 2440 (L’An 2440 : rêve s’il en fût jamais) de Louis-Sébastien Mercier (1771). Fue la primera utopía futurista y predijo algunos eventos de la Revolución francesa de 1789.
- Mirando atrás («El año 2000: una visión retrospectiva» o Looking Backward 2000-1887) de Edward Bellamy (1888). Es una utopía que tuvo fans y detractores alrededor de una sociedad socialista, incluso comunista, que defendía a los obreros.
- Noticias de ninguna parte, de William Morris (1890). Fue escrito para criticar la utopía de Bellamy, y fue la primera utopía que ensalzó el ideal del contacto con la naturaleza y del trabajo en la agricultura. Fue propugnada como la sociedad ideal por los anarquistas.
- Fragmento de historia futura, de Gabriel Tarde (1896). Fue la primera ficción apocalíptica alrededor de las ideas de «La República» de Platón.
- Una utopía moderna, de H.G. Wells (1905). Se trata de la primera utopía a nivel planetario (y no unicamente en una isla o un lugar aislado). Tuvo más influencia que los escritos de Marx, pero sus ideas serían hoy consideradas como totalitarias (intervencionismo estatal en el matrimonio, eugenesia o polícia que velaba por el decoro en el vestir). Te dejo un enlace para leerlo gratuitamente si te interesa (respetando derecho de autor).
- Walden II, de B. F. Skinner (1949). Es una utopía con ciudadanos condicionados para ser felices, no hace falta ni dictadura benevolente ni autoridad con mucho poder.
Podría citar muchas más (utopías feministas, colonialistas, etc) y más recientes, pero creo que formarán parte de mis próximas reseñas.
¿Qué funciones realizan las utopías?
- La crítica de la sociedad: Las utopías de finales del siglo XIX criticaban la explotación del proletariado con la industrialización. Las utopías existieron para que el escritor pudiera criticar su realidad comparándola con la del mundo ideal aislado o en el futuro que aspiraba.
- La llamada al activismo: Las utopías de Bellamy y Morris fueron utilizadas años más tarde para defender la lucha obrera. Y ayudaron a mejorar las condiciones de trabajo de los obreros en las industrias.
- La creación del deseo de cambiar a mejor: Al parecer la utopía de Bellamy fue escrita antes de que el autor tuviera conocimiento de los escritos de Marx, por lo que se piensa que las utopías sirvieron para aportar ideas nuevas.
Como hemos visto la utopías clásicas fueron a menudo los mundos ideales para socialistas, comunistas e incluso anarquístas. Desgraciadamente propusieron gobiernos bastante autoritarios que podían decidir sobre las parejas e incluso impedir la natalidad. Hemos necesitado el tiempo y las experiencias de la historia para darnos cuenta de que no eran tan idílicos como parecían.
Ese es el gran problema de todas las utopías: el escritor está situado en un contexto histórico y cultural, por lo que siempre tendrá una vision parcial, sesgada por su posición social, prejuicios, lenguaje y educación. Por esa razón, muchas de las utopías clásicas resultan difíciles de leer o de aceptar como ideales al día de hoy.
Pero incluso en su época, las utopías fueron criticadas por los contemporáneos que no compartían sus puntos de vista. Eso es justamente lo que propició la aparición de la distopía. Vamos a verlo.
Origen de la distopía como crítica a la utopía
En el siglo XX, con la Segunda Guerra Mundial frente al nazismo, el comunismo Stalinista en la U.R.S.S y la explotación del obrero en la Inglaterra capitalista tras la Revolución Industrial, la esperanza en el futuro se transformó en temor, y hubo una gran crisis de la fe en el progreso que había caracterizado el siglo precedente.
Cuando las ideologías políticas societales fueron traicionadas por el poder, y la tecnología fue utilizada contra la humanidad y no para el progreso, los escritores buscaron una forma de utilizar la ficción para abrir los ojos a la población y evitar revoluciones y guerras por ideales falsos o irrealistas. La distopía no surgió para satanizar la utopía, aunque como hemos visto, hay una gran crítica a algunos conceptos de las utopías clásicas.
Aunque sorprenda, la distopía realiza las mismas funciones que la utopía:
- La crítica de la sociedad: la distopía critica el presente proyectando tendencias ya existentes e indeseables, sin por ello estar buscando la vuelta al pasado o justificando el presente.
- La llamada al activismo: ya que nadie quiere que el mundo distópico descrito se realice, la distopía invita a aparcar la indiferencia y a pasar rápidamente a la acción. Por eso son utilizadas como símbolos para defender la igualdad de hombres y mujeres, o para defender el derecho a la privacidad.
- La creación del deseo de cambiar a mejor: al mostrar lo indeseable, la distopía acentúa lo deseable. Lo hace a través de la advertencia del peligro.
Las funciones son las mismas, pero el modo de realizarlas son diferentes. Queda patente que los juicios de valor y las polémicas son inherentes a la utopía y a la distopía. ¿Hasta qué punto?
Utopía o distopía: cuestión de percepción
Después de todo lo comentado, vemos que tanto las utopías como las distopías hablan de lo mismo, pero con diferentes perspectivas. La distopía muestra la visión del mundo desde el punto de vista del disidente.
De ahí surge el concepto de que una utopía es un mundo mejor para unos, mientras que es peor para otros. Nuestra realidad puede ser vista como ideal o terrible dependiendo de nuestra situación personal, de lo que nos gusta o detestamos.
Para ilustrar con un relato esta idea, me gusta mucho citar Ursula K. Le Guin, su relato «Los que abandonan Omelas» de 1973 (lo puedes leer gratuitamente en el enlace). Es una historia donde la percepción del mundo ideal que presenta al principio, cambia.
«Acabar con la felicidad de millares a cambio de la posibilidad de hacer feliz a uno: pero eso sería, por supuesto, reconocer la culpa, admitir el delito.»
Este relato es claramente distópico, pero solo si llegas al final de la lectura. Al principio creemos que estamos leyendo una utopía.
Otros libros muestran la ambivalencia de sus historias por las diferentes lecturas e interpretaciones que los lectores pueden hacer de ellas. Por ejemplo: Los desposeídos de Ursula K. Le Guin (1974); algunos lectores la verán como una utopía comunista con conceptos como la pérdida de la propriedad privada. Sin ver la crítica que hace la autora a la pérdida de la privacidad y del vínculo afectivo con los padres.
Otro ejemplo es el clásico Un mundo feliz de Aldous Huxley. Desde hace unos años algunos lectores reivindican que no se trata de una distopía, sino de una utopía ya que se ha suprimido el sufrimiento y la felicidad prima, como bien dice su título. Para otros lectores ese mundo implica la desaparición del arte y de los sentimientos, el abandono de la espiritualidad, el adoctrinamiento de masa, el placer vacío…. y lo confirman como una distopía.
En tu caso, ¿cómo los percibes?
¿Qué es más recomendable? ¿La distopía o la utopía?
Defender la utopía contra la distopía, o al revés, la distopía contra la utopía no tiene para mí ningun sentido.
La utopía representa el deseo de progresar, de conseguir un cambio radical, de tener imaginación para buscar alternativas a nuestra realidad. Pero también representa la comunidad, la solución única para toda la población, la normalización de nuestras conductas, y llevado al extremo, el absolutismo y el totalitarismo.
La distopía representa la rebelión frente a la normalización, la defensa de la libertad, de la individualidad, de la pluralidad. Representa el espíritu crítico frente a un sistema impuesto. Pero también es una fusión inestable de esperanza y miedo, no propone cambios por lo que puede limitarse a ser anti-sistema, y llevado al extremo, encontramos negacionistas e incluso conspiracionistas.
En mi caso, no hay ganador entre utopía y distopía.
Bueno, sí, ambos. Me explico.
La unión de utopía y distopía
Aunque parezca curioso, lo que tanto la distopía como la utopía hacen es una proyección hacia el futuro, por eso es que ambas están catalogadas como subgénero de la ciencia ficción. Tanto las utopías con su propuesta de cambio, como las distopías con su rebelión por un mundo mejor, son libros que tienen un transfondo político, económico y social en comparación con nuestra realidad.
La gran confusión que existe es que muchas veces consideramos como distopías algunas historias en las que existe un mundo hostil, con problemas, sin ningún transfondo o comparación con nuestra realidad. Hay lectores que hablan de libros post apocalípticos como libros distópicos. Y no lo son. Por ejemplo, La carretera de Cormac McCarthy no puede ser considerada una distopía.
La verdadera distopía pretende criticar el mundo ideal que nos presentan, y al hacerlo, nos desvela lo que sería el mundo utópico del disidente. Como el negativo de una foto. Ahí está la utopía encubierta en la distopía.
¿Se podría entonces considerar que la utopía de 1984 es un mundo donde no hay ningún control y se puede ser plural, diferente? ¿Que la utopía de Un mundo feliz es la vida salvaje fuera de la gran ciudad? Podría ser. En cualquier caso los protagonistas luchaban con avidez por algo mejor, por un verdadero mundo ideal.
Es ahí donde creo que podremos encontrar un terreno medio sin tener que elegir entre utopías o distopías. Necesitamos libros distópicos que tengan utopías encubiertas y no se limiten a presenter un mundo hostil. Que permitan sensibilizar a los lectores contra tendencias que no nos gusten, y que nos proyecten hacia el mundo en el que nos gustaría vivir.
Conclusión
Es por eso que recomiendo leer buenas distopías donde el personaje lucha, o por deshacerse de una falsa utopía, o simplemente por conseguir un mundo mejor.
Pero también recomiendo libros con un fondo utópico, ensayos, y cualquier lectura que pueda aportarte nuevas formas de ver la vida. Quién sabe, quizás seas tú el que nos aportes nuevas ideas para evitar el cambio climático. 😊
Fuentes de este artículo:
Gracias al post de Esteban Bentancour sobre Kirinyaga y las utopías, descubrí la tesis doctoral de Francisco Martorell Campos : Transformaciones de la utopía y de la distopía en la postmodernidad. De esta tesis he sacado muchas de las informaciones de este artículo. Gracias a ambos.
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Hola. El artículo es interesante y coincido en la solución, pero creo que el diagnóstico es incompleto. El problema con el que te has encontrado es el de aplicar la ideología y la subjetividad a las creaciones culturales. Normalmente se considera normal el «derecho» de los autores a volcar en sus obras todas sus fobias, frustraciones, temores, anhelos y esperanzas. Pero cuando se habla de ciencia-ficción, en el sentido de respetar ciertas normas y reglas de coherencia, la cosa cambia un poco. En ese sentido, utopía y distopía son facetas cuya única diferencia va a ser la ideología del espectador/lector. Utopía o distopía, si se han construido desde el sectarismo ideológico, en efecto, acaban convirtiéndose ambos, en distopías. Lo único que cambia es el formato o la apariencia. «Un mundo feliz» es claramente una distopía, aunque su formato sea de utopía. Es decir, en realidad estás hablando siempre de distopías, pero algunas con un formato explícito como tales, otras, con una apariencia «idealizada», obviamente irreal por tanto, por lo que en efecto, es una distopía. La «utopía encubierta» de la que hablas es una buena propuesta, pero el problema que tiene esta es que no es constructiva, se centra en la crítica y en la falta, pero no propone nada nuevo.
En definitiva, lo que falta en el artículo es la propuesta de mundos mejores, sin que sean tachados de irrealizables o «utópicos», o tachados de ideologizados. En definitiva, lo que distingue a la ciencia-ficción de otros géneros que es su plausibilidad y coherencia internas.
Saludos
Hola, gracias por tu comentario. Aunque volviendo a hacer referencia a Francisco Martorell y a su ensayo «Contra la distopía», estoy de acuerdo con su propuesta de distinguir una utopía de una distopía no por el formato, ni por la ideología o percepción del lector, sino por la intención que tenía el autor cuando escribió esa historia. En los ejemplos ambigüos que cito en el artículo, Los desposeídos de Ursula K Le Guin fue escrito como una utopía imperfecta, una «utopía crítica» como diría Francisco Martorell. Y Un mundo feliz fue escrito con la intención de ser una distopía. No veo en qué tiene formato de utopía.
La utopía encubierta es la que ya existe en muchas distopías, que me gustaría encontrar en cualquier buena distopía que se precie. Lo que tú echas en falta, si he entendido bien, son libros de ciencia ficción con futuros mejores, sin crítica (sin distopía), plausibles y coherentes de nuestra realidad (y no «utópicos»), ¿no?. Lo siento, pero no creo que el diagnóstico de mi artículo sea incompleto, creo simplemente que estamos hablando de cosas diferentes. No dudes en participar en la reunión que organizaremos en el club de lectura de ciencia ficción y distopía sobre el tema, vale?